
Honremos a la gran trajicomedia que llamamos vida. Ahí va un texto rápido de madrugada.
Un señor va con su esposa embarazada y sus dos pequeños hijos rumbo a Mar del Plata luego de un agotador año de explotador y mal pago trabajo.
Las primeras 4 horas de viaje son tolerables, las siguientes tres agotadoras y las ultimas insoportables. Maneja a una velocidad promedio y segura por una ruta de un solo carril abarrotada de camiones que viajan en ambos sentidos. Grandes tractores y maquinas cosechadoras circulan una ruta de un solo carril cuya capacidad se ve excedida. La velocidad promedio de 100 km/h se ve reducida al molesto traqueteo de los grandes armatostes que no exceden los 40 km/h.
El viaje ya lleva 10 horas, el conductor esta cansado y tiene el pie entumecido. Sus pequeños hijos inquietos no ven la hora de llegar y no paran de hacérselo notar. Una interminable fila de autos y vehículos pesados hacen necesario un continuo adelantamiento si el conductor desea ir a una velocidad superior a la de un crustáceo.
Claro, todo seria más sencillo si la empresa que cobra peajes exiguos invirtiera un poco mas en la ruta que pide a gritos convertirse en autopista. Los pozos, la falta de señalización y banquina no mejoran la situación. Ahora, analicemos tres posibles desenlaces:
1) El conductor extenuado, harto y con unas incontenibles ganas de llegar a destino comete un error HUMANO, es cierto. Un mal cálculo y una salida precipitada significan la embestida de un camión a una velocidad de 80 km/h.
Saldo: 4 muertos.
Claro, este error HUMANO, tal vez no hubiera sido tal si la autopista que nunca fue permitiera un transito mas fluido que no instara a tantas maniobras peligrosas para llegar a destino.
2) El ya tan mencionado conductor, maneja a tan alta velocidad como su vehiculo de fabricación coreana se lo permite sin moverse como una cometa. Puedo asegurar que no es una velocidad supersónica ni mucho menos.
El viaje se convierte en travesía al tener que esquivar los innumerables baches que adornan la ruta. Un bache del tamaño del monte kilimanjaro hace imposible el esquivarlo. El conductor lo atraviesa, pierde el control y acaba dando trompos hasta detenerse contra un árbol. (Ups, ruta sin valla de contención) Error humano, pero no del conductor sino del empresario que administra la ruta. Y no se hasta que punto será justo llamarlo humano.
Saldo: 4 muertos.
Tal vez ese pequeño cráter en tan segura ruta tuvo algo que ver con el accidente.
3) Volvemos a un punto ya señalado, la falta de señalización. La feliz pareja y sus querubines sueñan con las bellas playas marplatenses (no tan bellas como en las publicidades, pero con cierto encanto sin duda)
El conductor maneja de noche para evitar el tránsito pesado. Las curvas con algo abruptas y no están señaladas. Como las habilidades extrasensoriales del buen conductor no están desarrolladas, no aprecia la curva que se aproxima.
Desprevenido sigue su recto camino. Claro, cual es su sorpresa al enterarse de que ya no esta en la ruta, sino flotando en un hermoso pero algo peligroso río bonaerense. Los autos no saben nadar, claro esta.
Saldo: 4 muertos.
Estoy convencido de que el conductor le hubiera hecho caso a un cartel que anunciara el giro hacia la derecha. Al menos claro, que tuviera unas firmes convicciones suicidas.
Pero por suerte no hay de que preocuparse, las rutas argentinas son seguras (para transitarlas en helicóptero). Solo queda esperar que el progreso traiga a nuestras puertas a esas maravillas de la aeronáutica.
No colabore con las funerarias, si es pelotudo, no conduzca.
Yotuel