
¿Habremos perdido la originalidad y el buen gusto? Escribo esto cansado de las modas, de los hacedores de modas, de los seguidores de las modas, los enfermos de la moda, y, porque no, de los escapan de las modas existentes solo para crear otras tantas.
Uno con solo ponerse en contacto con grandes cantidades de personas, puede ver a decenas y decenas de clones, los mismos peinados, cortes y remeras, hasta las mismas miradas e idéntico caminar.
Las dos preguntas que surgen inevitablemente son:
¿Qué sacrificios hacemos por estar a la moda?
¿Qué beneficio nos aporta?
La primera es un tanto compleja de responder. Lo que uno hace al momento de obsesionarse con un moda, es perder su originalidad, sus rasgos característicos, todo aquello que lo hace ser distinto, ser parte de una minoría y por tanto especial.
Sobre el beneficio, la respuesta que se me ocurre es una sola. Lo que ganamos es aceptación de las mayorías. Todos aquellos que no tiene la suficiente autoestima para enorgullecerse de sus propias características, de sus defectos y virtudes, aquellos que tienen miedo a ser señalados, a una mirada de desdén, a un gesto reprobatorio, lo que buscan es simple y llana aceptación de parte de los demás.
Así, con el tiempo, el término de que somos personas únicas e irrepetibles, se aleja lentamente de la realidad. Mientras, más y más con convertimos en un ejército de personas idénticas, con la misma apariencia, los mismos pensamientos, gestos y actitudes.
Lo curioso, es que sentimientos como la amistad o el amor, se basan en encontrar en el otro lo que uno no posee. ¿Qué va a pasar entonces, cuando todos seamos absurdamente similares, cuándo ya no halla nada en otra persona que nos resulte ajeno o interesante?
Por eso, basta de seguir modas, basta de ser uno más en el gentío. Sean originales, únicos, especiales, distintos, increíbles, locos y hasta absurdos. Pero lo más importantes, sean ustedes mismos.
Yotuel...
Uno con solo ponerse en contacto con grandes cantidades de personas, puede ver a decenas y decenas de clones, los mismos peinados, cortes y remeras, hasta las mismas miradas e idéntico caminar.
Las dos preguntas que surgen inevitablemente son:
¿Qué sacrificios hacemos por estar a la moda?
¿Qué beneficio nos aporta?
La primera es un tanto compleja de responder. Lo que uno hace al momento de obsesionarse con un moda, es perder su originalidad, sus rasgos característicos, todo aquello que lo hace ser distinto, ser parte de una minoría y por tanto especial.
Sobre el beneficio, la respuesta que se me ocurre es una sola. Lo que ganamos es aceptación de las mayorías. Todos aquellos que no tiene la suficiente autoestima para enorgullecerse de sus propias características, de sus defectos y virtudes, aquellos que tienen miedo a ser señalados, a una mirada de desdén, a un gesto reprobatorio, lo que buscan es simple y llana aceptación de parte de los demás.
Así, con el tiempo, el término de que somos personas únicas e irrepetibles, se aleja lentamente de la realidad. Mientras, más y más con convertimos en un ejército de personas idénticas, con la misma apariencia, los mismos pensamientos, gestos y actitudes.
Lo curioso, es que sentimientos como la amistad o el amor, se basan en encontrar en el otro lo que uno no posee. ¿Qué va a pasar entonces, cuando todos seamos absurdamente similares, cuándo ya no halla nada en otra persona que nos resulte ajeno o interesante?
Por eso, basta de seguir modas, basta de ser uno más en el gentío. Sean originales, únicos, especiales, distintos, increíbles, locos y hasta absurdos. Pero lo más importantes, sean ustedes mismos.
Yotuel...
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